Jamás seré un poeta

Jamás acudirán a mi las palabras

No vendran en inspiración

No escribiré versos sobre versos

Ni hablaré en clave, no leeré un solo poema
No te encontraré en la avenida de las rimas

No estarás sentada en la plaza a la espera del verso perfecto

No contaré que en tus ojos construí un hogar

No escribirán en mi epitafio

Ni con cinceles, ni en mármol,

Ni tallado en noble dorso de un árbol antiguo..

Pues jamás seré un poeta

No escribirán en mi epitafio:

'Bastó con dar un solo paso en esta tierra para saber que la vida es un regalo'

Poema

Vierto en la faz de su suelo
Pliegos que son mi cuerpo
Poemas que son mi carne
Los ojos que son un recuerdo
De que humildemente caímos rendidos ante la oscuridad de una noche majestuosa
Para que una vez mas nos abramos al presente
Porque la quietud es un precioso diamante que nace del suelo y asciende hasta el corazón

Diamante

Me perderé en una cueva de calizas
de pared cristalizada, y vagare en soledad,
Trazaré con mi mano segmentada

los trazos, los rios, las fibras,

canaletas, caminos de bienvenida

Que allá, siempre en aquel lugar hallarán su final

Habré cavado cien tierras

Por bajo de las raíces del desierto

Hasta hallar lo que mis ojos no pueden ver

Hallar aquello que el sol jamás toca.

Ahogado en sismos espasmos

Dejare entrar a la mar y un millar de olas inhóspitas

vendran a inundar mi cuarto de areniscas

Y hallaré entre cuerpos rocosos

Hongos muertos y moho;

La flor fantastica,

La pereza que duerme,

La belleza de un alma que no puede cerrar los ojos,

El pensamiento primitivo sobre pliegos de piedra.

Y bastará hallarme para al fin guardar silencio,

Para al fin oír el grito mudo de mi cuerpo carbonizado

¿Quién soy?

Dormido, bajo la sal

El yacimiento de tú antigua paz

Me perdi en el lago de los cisnes negros

Y mis ojos atravesaban la niebla

Vagué ebrio y a la niebla espesa le concedí el rubí de mi pecho

Que conservé siempre celosamente

Me entregué a lo perverso

Un pacto eterno con el descenso

...

No perdere más ni un solo instante

Haré de este cuerpo dócil y frio

Un cuenco antiguo

Le llenaré de mares y versos

De cristales y hielo

De pensamientos y pesares

Pues será la pócima 

De la que se desbordarán las palabras

Será la tierra de la que crecerán todas las cosas

Y yo moriré al fin

Para finalmente preguntarme

¿Quién soy?

Querida

He dejado esta nota apenas cerrada para el futuro, para que cuando la abras y veas su interior vacío se llene de hermosas arboledas el tuyo

Ave serena

Ave serena que haces tú tan quieta,
oculta rama en la cual te posas

sostiene el invisible cielo y un millar de hojas,
ave serena estas tan inmersa
que parecieras poseer tú la danza misteriosa
pareciera que al volar te llevarás a las demas ramas entre tus garras,

pareces de cera, siempre quieta

y vuelvo a preguntarme
¿quien le dio origen a los vientos?
y vuelves tú
danzando secretamente entre los olivos
mientras yo le escribo a todas las cosas menos a tí

Ha muerto un poema

Ha muerto un poema
Que siempre recuerdo

No lo mato mi lápiz quebrado

ni tu olvidado rostro

Ha muerto un poema

y fui yo quien le quito la vida

Que se apiaden de mi las hojas

y me perdonen por darle muerte a tú poema