el techo intocable refracta los rayos de luz delante de mi retina redacta en mis palmas la sombra oblicua de figuras ficticias sus ojos envuelto en mármol rojos como magma que emana de mis pupilas
mi rostro pálido en plena huida arranco mis ojos libero mi pena de la asfixia ahora estas cuencas bestias del oscuro pesar son lenguas que albergan mis papeles sangre y sal esparcidas por esta catedral
redacto con mi visión solo así sacio el horror del día y su luz
redacto con mis palma lo que mi tacto no alcanza
redacto con mis palma lo que mi tacto no alcanza
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